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En esta ocasión, este fin de semana pasado, he acudido como espectador a un partido de fútbol de la categoría infantil. Después de desayunar, llegué al recinto deportivo media hora antes de que las niñas y los niños comenzasen a practicar deporte.

Lo que vi antes del partido fue:
• Padres y madres llevando a sus hij@s a practicar el deporte que más les gusta.
• Las niñas y los niños riendo y jugando con sus compañer@s de equipo antes de entrar en el vestuario y cambiarse.
• El árbitro escribiendo la alineación de l@s integrantes de ambos equipos.
• Cada entrenador revisando su cuaderno de notas para preparar el partido.

Lo que vi durante el partido fue:
• La mayoría de familias de cada equipo animando a sus hij@s.
• Algunos familiares increpando a jugador@s del equipo contrario.
• Niños y niñas disfrutando del partido. Otr@s atent@s a lo que se les decía desde la grada.
• El árbitro sancionando los errores (por ejemplo: saques de banda mal sacados) de l@s futbolistas.
• Los entrenadores animando los aciertos de su equipo y reprochando los desaciertos.

Lo que vi después del partido fue:
• Padres y madres aplaudiendo a l@s jugador@s de su equipo.
• Uno de los entrenadores cabizbajo por la derrota y el otro eufórico.
• L@s futbolistas de ambos equipos dándose la mano.
• El árbitro siendo felicitado por el entrenador ganador, no así por el perdedor.

Estas actitudes y conductas, entre otras, son las que históricamente se han reproducido, se reproducen y se reproducirán, si no se proponen alternativas, en contextos deportivos en edad escolar. La manera de proceder de los agentes que he descrito, es evidente que puede promocionar valores como la amistad (juegos y risas entre l@s propios integrantes de un equipo); alta autoestima y confianza (ánimos del entrenador o de la grada). Pero de la misma manera, debemos tener en cuenta que la manera de proceder de estos agentes también puede promocionar contravalores como: separatismo (falta de relación con l@s deportistas del otro equipo o con el árbitr@/juez); baja autoestima y desconfianza (reproches del entrenad@r o de la grada). Lo que está claro es que no debemos entender el contexto deportivo en edad escolar exclusivamente como un lugar de encuentro donde niñas y niños practican un deporte. Es necesario entender el contexto deportivo en edad escolar desde una perspectiva integral, donde se promocionen valores para tod@s.
Por ello, se hace necesario dotar a entrenadores/as de estrategias que les permitan promocionar valores con tod@s los agentes (familias; deportistas y jueces), los de su equipo y los del equipo contrario. En el siguiente artículo, se describirán 4 estrategias para que entrenadores/as puedan utilizar en sus contextos deportivos.

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